martes, 8 de enero de 2013

ESE BANCO DE ESPAÑA ...



Según el calendario actual, una adaptación cristiana del de Julio César, el año empieza el día 1 de enero. Así pues, el martes pasado fue ese primer día tan celebrado.

En realidad y dadas las circunstancias cambiantes que cada anualidad obligan a ajustar las fechas de las celebraciones paganas o no, el primer día del año es para mi hoy, Lunes siete de Enero, después del paso vertiginoso de los Reyes Imaginarios. Verdadera constatación del inicio de la vuelta al Sol desde el punto de vista humano. Al menos, por estos lares.

Si tienen dudas al respecto, probablemente comprensibles de entrada, analicen la prensa que va desde el 31 de diciembre hasta ayer mismo y a continuación vean y lean con atención los periódicos de hoy. No es que estén dotados de más y mejores páginas, no es que la calidad de la redacción de las noticias, comentarios, artículos, etc. haya aumentado, no es que las informaciones cubran más y mejor los acontecimientos locales, generales e internacionales. No, nada de eso ha cambiado mucho. Simplemente empiezan a reflejarse en el papel impreso, en las pantallas de TV, en los locutorios de radio lo que es noticia verdaderamente.

La noticia del año, por el momento y que aparece simplemente con abrir página, es de una importancia inmensa, con una trascendencia sobre la crisis enorme y con implicaciones políticas y penales de primer orden. Se trata de lo que dicen los inspectores del Banco de España a propósito del uso que la “dirección” del banco hace de sus informes, advertencias, etc. sobre el sistema bancario y sobre las cajas de ahorro. El asunto va desde las retribuciones abusivas del personal al mando de las entidades que han de ser supervisadas por el Banco de España, hasta las actividades financieras y comerciales que estas emprenden.

En síntesis, nuestros hombres de negro, advierten al ciudadano que la dirección del Banco de España y lo que le cuelga, ministerios adyacentes, presidencia del gobierno y otros, no han hecho el más mínimo caso y han permitido e impulsado con su inacción voluntaria la crisis bancaria y especialmente la crisis de las cajas, que ha sido el motivo aducido para su desaparición del mundo de los vivos.

Ya en otros artículos que yacen en la hemeroteca digital de Parapanda, advertía con insistencia e inutilidad de la vasta y basta operación de acoso y derribo de la estructura financiera tradicional en España, bancos y cajas al 50%. Unos con el negocio al por mayor y las cajas con el de proximidad y vecindad.
El asunto se lanzó hace años en la perspectiva que el oligopolio bancario se hiciese con la totalidad del negocio financiero. La actitud de solemne estupidez mercantil de la mayoría de las cajas, en especial sus elementos directivos técnicos, directores, gerentes, et. Que aprovechando la estulticia de los consejos de administración tan peculiares que disponían las cajas, se lanzaron a una competencia de poder que finalmente las ha llevado a la desaparición. Aunque algunas pocas, entre ellas una muy significada, resistieron el embate y siguen existiendo bajo apariencias sorprendentes y peculiares.

El Banco de España ha jugado en esta historia un papel relevante. Si hubiera actuado como debía y como le obligaban sus estatutos, las cajas hubieran rectificado su erróneo camino, pero los intereses de la banca estricta primaron y el Banco de España dejó caer a las cajas en el desvarío del crédito exterior y las inversiones locas en inmuebles y promociones de ladrillo.

Todos sabíamos que el banco de España no estaba cumpliendo con su obligación, hoy sabemos como, por qué y cuando. Al mismo tiempo que sabemos que este estado frustrado y este gobierno cargado de anabolizantes ha pagado millones de euros a empresas de consultaría extranjeras para que le dijeran el estado de cada uno de los bancos y cajas. Cosa que era sabida a la perfección dentro del banco a través de los trabajos de su inspección.

Es o no es materia penal el asunto, me pregunto yo. Y me respondo que claro que lo es y merecería un cataclismo político e institucional de primer orden.

Lluís Casas y otro más