viernes, 4 de enero de 2013

CATALUNYA Y SU LARGA LETANÍA


Me excusaran de tan prolijo título, surgido al aire del concierto de año nuevo en Viena (con el venerado Verdi como invitado) y esperando la marcha Radetzky (un concierto un poco rollo el de este año, francamente), o será tal vez la añoranza reciente de las largas conversaciones patagónicas en torno de si es a la izquierda o a la derecha. Al norte o al Sur. Arriba o abajo.

No crean que sean debates insulsos e inútiles. Para un miembro de la comunidad al norte del Ecuador, ahí en los entornos australes, hay cosas difícilmente comprensibles sin la ayuda concienzuda de maestros autóctonos con larga paciencia y completa sabiduría.

Por ejemplo ustedes dirían con acierto que el musgo crece hacia el sur en la corteza arbórea, de modo que el aprovechamiento de la energía solar por ese ser vivo y paciente nos permite orientarnos. Pues ahí no. Ahí crece al norte por las mismas razones, no por espíritu de contradicción, con lo cual algunas señales imprescindibles para tomar una buena dirección que no nos lleve a la sima o a la cima del fin del mundo son distintas e incluso contrarias. Vean, si dudan,  el asunto de la estrella Polar, inexistente ahí abajo (permítanme esta frivolidad física), aunque substituida eficazmente por la Cruz del Sur. No cito ya, por harto conocido, el fenómeno inexplicable para los no lampistas del giro inverso que los desagües australes imprimen a las aguas desechadas en el baño.

Así pues, atención a las señales habituales y ante todo preguntar. La respuesta satisfará la necesidad un tanto y completará una plática, esa si provechosa y dichosa, aunque también algo deshilvanada. Pienso que por ello más atractiva si cabe. Además en esos encuentros interesados por los que uno pregunta por el acceso fácil a la Bombonera, el estadio del Boca Juniors, siempre hay en la esquina o en el asiento contiguo uno que viene de Pontevedra o que ha estado viviendo junto a la Sagrada Familia, con lo que la conversación se hace íntima y fraternal. De ello no se desprende que uno pueda andar a su aire por las calles, sobretodo en el Buenos Aires querido. Una ciudad alejada ya de ese nombre en maleficio de sus sufridos vividores. Con unos 12 millones de residentes, mal contados, sin duda alguna, es más que probable que se encuentren ustedes cruzando una de esas avenidas interminables con nombre de día de calendario (siempre te pilla el cambio semafórico con el cruce por terminar) mientras notan a su espalda y a la altura de la mochila aquella mano tan generalmente conocida que busca lo que le es ajeno. O para dar un toque indígena al asunto, un profesional de la naturaleza que les espera en la plaza de Italia, concretamente en el jardín botánico junto a los baños (reducto ineludible del viajero) para insuflarles por la espalda un líquido aparentemente cercano a la cagada de un Boing con alas del cóndor pasa.

El hombre convenientemente vestido con la remera (camiseta) de la selección de Maradona hará todos los posibles para ayudarles a eliminar parcialmente la porquería (incluso dispone de una manguera y una conexión a la red de agua muy próxima a la zona de los ataques y un stock de pañuelos de papel bien provisto), al mismo tiempo que rebusca clandestinamente dólares, euros o lo que caiga desde algún recoveco poco controlado por las víctimas. Un asunto que si es superado felizmente se transformará en risas y en una veloz carrera al hotel a por pantalones, camisas y otros ajuares substitutorios de los que sufrieron el atentado. Por si acaso no sufran, no queda huella después del lavado.

Del mismo modo, no veo forma de refundir sintéticamente los próximos meses que se avecinan, de modo que los seis conceptos del enunciado forman lo que diríamos un entramado con incógnitas que se resolverán o no. Incluso al parecer de algunos, entre ellas pueden ser incongruentes e incluso contraproducentes. No lo negaré en absoluto. Solo lo señalo como muestra del complejo devenir inmediato. Si se tratara de una clase de algebra, probablemente, terminaríamos por concertar que hay demasiadas incógnitas para tan pocas ecuaciones y que el exponente de algunas raya lo imposible o lo incongruente si este concepto cabe en el mundo matemático. Pero como no estamos en el, sino en el de la política, hemos de dar un giro, no copernicano sino daliniano, a nuestro cerebro tan habituado a la lógica básica y entender que todo es verdad y posible y que nada concluirá como estaba previsto. En resumen y ahí vamos, nos estamos liando con los tiempos, los verbos, los adjetivos y los pronombres personales.

Si dudan, ciertamente una reacción de lo más humana y racional, deténganse en cada uno de los conceptos y vean su complejidad. Acérquense luego a entrelazar unos y otros y comprobaran que no me hallo tan lejos de lo cierto.

Catalunya, una imagen o varias imágenes. Esta es la primera pregunta. Pregunta reiterativa e incluso inútil a los efectos de las últimas elecciones que nos han mostrado un catalogo de catalanes bastante amplio y sin grandes hegemonías. Eso debería hacer penar, sin duda. Pero a los efectos de intereses partidistas y de complejos irredentos no hace falta, se lee lo que se quiere y se interpreta al gusto. Primer lío.

Lo que viene a continuación, siguiendo el orden que mis neuronas han establecido, es lo del nuevo gobierno. Una versión modificada del anterior basada también en un tripartito (qué cosas hay que ver y qué cosas hay que releer para dar cuenta de personajes que evaporará la historia), aunque ciertamente más dado a la izquierda y al “a que nos vamos”. Esas diferencias inicialmente remarcables a la francesa, se irán difuminando con el paso no de los meses sino de los días y la cosa se establecerá o no del mismo modo que la anterior en la que el PP hacia de bueno-malo según la circunstancia. Hoy ERC se complacerá en hacer lo suyo y provocar sustos y ataques de corazón y de cartera en las filas de CIU. La estabilidad y la coherencia del programa de gobierno están ya descontadas al modo que la bolsa hace cuando una empresa ya ha expresado por pasivo lo que vale.

El año, ya en plan de desgaste después de su primer día, nos presenta una situación económica y social tan abrumadora que sorprende que cada día amanezca. Seis i siete años de crisis galopante y creciente señalan probablemente los límites políticos para cualquier programa que no rompa con algunas de las exquisiteces que nos obligan a tomar la UE, perdón Alemania quería decir, el BCE, perdón el Bundesbank quería decir, los bancos, perdón , la banca alemana quería decir. Esto está ya más en el capítulo final que en cualquier otro lugar, lo que no sabemos todavía es el camino que van a tomar electores y no electores así que se les termine el ahorro, la ayuda familiar o cualquier esperanza de emigración. Un 2013 que todo apunta a que hará honor a ese 13 final. No se lo pierdan pensionistas.

A continuación viene a cuento hablar de algo que, al menos en Catalunya, no representa problema alguno: la capacidad democrática de que podamos decidir si sí o si no. En este asunto está pasando lo que siempre pasa. Catalunya pone el problema, el resto (de qué) pone los problemas y el asunto deriva las más de las veces en cambios substanciales para todos. Ahí está esa vertiginosa puesta al día federalista del PSOE y de algunos sectores del PP que apuntan bien al senado y a la financiación. Cosa ya reclamada desde tiempo atrás des de Catalunya. En todo caso, el calendario marcha a su ritmo y no es de prever que los días se alarguen y den mayor margen. El tiempo perdido en defender el imperio del diecisiete, nos aportará un coste complementario. No será la primera vez, ni la última que el problema catalán cambia es estado español. A ver.

Lo que viene parece más un cuento infantil que un comentario inteligente. Recuperación económica, parece que algún optimista o simplemente mentiroso compulsivo establece el fin de año como el momento para brotes verdes. De más verdes han madurado en otoño. Pero a la vista de lo que se ve y en espera de lo decisivo, las elecciones alemanas, el presente año no dará más frutos que para la banca, como siempre. La ocupación, el crédito, el consumo familiar, la inversión productiva, esos conceptos esotéricos al parecer del neoliberalismo especulativo, están en fase de congelación profunda u no hay a la vista energía disponible para proceder a activarlos. ¿Por qué será?

El rescate es lo último que se me ocurre nombrar. Rescatada así o así, lo está Catalunya y la mayor parte de las CCAA. El gobierno central intenta por todos los medios que se le ocurre retrasar la medida que le afecta hasta que no haga falta (tal vez por la desaparición de los residentes o por algún influjo de las meigas), pero es absolutamente seguro que Rajoy no quiere pagar la factura personal y política por el rescate. Piensa con acierto que le resulta mejor que apujinen otros. Y no lo hará a menos que…

En cambio, Catalunya está a los pies de la tesorería federal. No tiene un duro, no puede pagar ni la nómina y tiene cortado el acceso a todo crédito nuevo. Esa debilidad, que la reforma fiscal pactada por el actual tripartit, quiere reducir, es el telón de Aquiles del gran objetivo de la nueva legislatura. Una leve presión desde Madrid lleva a Barcelona a una presunta quiebra pública. ¿Quien se atreverá, unos u otros? Lo que me lleva a pensar que la salida del fallido estado español se hace desde el crecimiento, no desde la crisis. A menos que…

Lluís Casas, todavía a la espera de la dichosa marcha vienesa. Espero que valga la pena.