HUELGA GENERAL
Don Lluis Casas
He resistido todo lo que he podido antes de expresar públicamente mi opinión y comentarios sobre la próxima huelga general del 29 de Marzo, y eso a causa de la enorme complejidad de las circunstancias políticas, económicas y sociales existentes. No es que tenga duda alguna sobre la necesidad de responder con contundencia a las medidas que los gobiernos españoles, catalán y el amasijo de desgobierno europeo impulsan desbaratando un sistema de equilibrios difícil de construir. Tampoco tengo duda alguna que los sindicatos son, si no el último refugio, sí la organización más capaz de hacer frente al sumani neoliberal que pretende convertir la vida de la mayoría en pura productividad de provecho ajeno. Tampoco tengo dudas sobre la fecha elegida, en este aspecto, no me parece que hubiera alternativa alguna, a menos, claro está, que se pudiera impulsar un largo periodo de agitación social. Cosa verdaderamente complicada.
Mis dudas y mis temores están en realidad motivados por el día después de la huelga. Incluso independientemente del éxito o no de la huelga como tal. Y los temores y las dudas no los tengo respecto al tratamiento que va a tener la movilización huelguista en los medios, ya se está advirtiendo la malevolencia que está empezando a caer sobre los sindicatos, los sindicalistas y todo el entorno reivindicativo de los trabajadores. He visto, oído y leído tremendas mentiras por la radio, TV y prensa escrita, en voces aleccionadas y en voces de la ignorancia. Estos días serán un festival de presiones para hacer fracasar la huelga y para despellejar a los sindicatos vivos o, muertos. Todo ello es sabido y ya ha sido experimentado en otras ocasiones, pero lo de ahora será con toda seguridad “La matanza de Texas” mediática. Pero eso, la lucha mediática por hacer llegar los mensajes a la ciudadanía no será, que lo es, lo más importante. Lo más importante es qué acciones habrá que desarrollar para seguir presionando sobre unas decisiones gubernamentales que, pienso, no van a cambiar por la huelga (a menos, claro está, que resucite el Noi del Sucre).
Una huelga exitosa es un problema tan complejo como una huelga a medio gas. Excluyo un fracaso a priori. Puede generar expectativas de muy difícil traducción práctica y poner a los sindicatos de nuevo frente a decisiones de mayor riesgo. Normalmente, la acción sindical debería complementarse con la acción política, congreso, senado, parlamentos autónomos, etc. Se debería traducir por una presión política en manos de los partidos de izquierda. Y eso, a mi parecer, está lejos de disponerse. El PSOE está todavía sujeto a sus propias decisiones como gobernante, no muy distintas a las que el PP está ahora aplicando, luego su respuesta será de tal eclecticismo que poco podemos contar con ella. El resto, IU, ICV, Compromís y algún otro no tienen peso suficiente ni en el Congreso, ni en los medios para actuar en solitario. Lo harán, claro está y se desgañitaran para ello. Pero no será, como digo, suficiente.
Los tribunales, la revisión constitucional de las medidas, ya planteada no creo que por su tiempo de resolución sirva para el día de después. No queda más que el posible enlace a tres entre la huelga sindical, los movimientos políticos de izquierda y los emergentes indignados, insatisfechos, etc. que cuajen en algo sólido.
Efectivamente, la vida sigue impertérrita pase lo que pase y las oportunidades no van a agotarse el 29 de Marzo, pero a pesar de ello me gustaría oír planes y objetivos para el mes de Abril, para el mes de mayo, para el mes de Junio.
Todo con el aprecio, la benevolencia y la alta estima para el movimiento sindical del que, por carnet y cotización, formo parte desde que era un barbilampiño.