miércoles, 1 de junio de 2011

CATALUÑA, UN PRESUPUESTO ESTRESADO Y A DESTIEMPO





Explico a los lectores de inmediato que, como en Catalunya las elecciones autonómicas se celebran con su propio e independiente calendario (fueron en Noviembre) y ello conlleva la prórroga de los presupuestos al menos hasta finales de este mes de Junio, es la primera comunidad autónoma que se topa con las medidas anticrisis decretadas por esa unidad de destino en lo universal que es la UE.


Las demás comunidades, unas porque las elecciones han sido ahora y otras (País Vasco, Galicia y Andalucía) porque todavía no han sido, han conseguido esquivar el asunto hasta el 2012, dios y el euro mediante.


Claro está que esa ubicación temporal no es culpa de nadie, pero lo que ocurra en Catalunya va a marcar lo que acontezca en el resto de comunidades y muy probablemente con los ayuntamientos y otras entidades locales. Las noticias al respecto que se producen diariamente después de las recientes elecciones confirman lo que ya les dije hace unas semanas, la retención del ajuste a la vista de las elecciones se ha acabado y ahora empieza lo bueno.


Como sabrán ustedes, la UE con el acuerdo bajo amenaza del gobierno federal en Madrid, exige al Reino de España un ajuste, que si no es a la griega, es, por lo menos, al degüello. Las prescripciones europeas para la crisis son, en síntesis, la laminación del déficit público, la reducción de la deuda pública, con independencia de lo que ocurra en el mercado laboral (el paro mismamente), con la demanda interna (contracción claro está), solo para que “los mercados financieros” (como si eso existiera realmente, dado que es una especie de oligopolio de adversarios) se tranquilicen y acepten financiar la renovación de la deuda…privada (en realidad bancaria). Y, todo ello, deprisa, deprisa en menos de tres años. No acierto a dar más explicaciones, puesto que los dos dedos con los que picapedreo el teclado se me resisten en una clara respuesta generalizada.


Les aclaro también por enésima vez que el déficit público español surge como consecuencia de la caída de los ingresos fiscales a causa de la crisis inmobiliaria y el recorte de la fiscalidad a los poderosos. No se trata realmente de que el gasto público español se haya desorbitado: al contrario, ha sido y es, menor de lo que nos correspondería en razón a nuestro desarrollo económico. El problema es que la quiebra fiscal provocada en primer lugar por el cambio en la distribución de la carga, los ricos y las empresas se han librado de su aportación y el desastre anunciado de la especulación inmobiliaria.


La acumulación de déficit no ha sido en España significativa en términos relativos. De hecho, España tenía hasta hace poco superávit. Numerosos países de la UE, por citar solo a los vecinos de escalera, han estado y están muy por encima. En cuanto a la deuda pública acumulada, tampoco ha sido de magnitudes comparables a nuestro entorno. Simplemente esa caída fiscal y las contrarreformas fiscales del PP y del PSOE han facilitado un ritmo de crecimiento del déficit y de la deuda que da que pensar y exige actuar.


El tipo de acción puede ser muy variable, en función de la ideología, intereses y el largo etcétera que ustedes quieran. La elegida por la UE y aceptada por nuestro gobierno federal, que se extenderá a CCAA y entes locales, es medicina de caballo. Muy distinta a la empleada por los USA de Barack Obama.


Hecho el introito, vuelvo a mi pueblo y al presupuesto de la Generalitat de Catalunya.


A la vista del proyecto enviado al Parlament de Catalunya, se confirman las líneas generales anunciadas desde el primer día por el gobierno de Convergència i Unió, la alianza política de la derecha nacionalista. Hay algún cambio significativo, como la generación de un déficit por encima del que se ha fijado en la UE y en Madrid. Esa desobediencia y, ciertamente, ruptura con el planteamiento inicial se debe, a mi parecer, a un simple cálculo de alianzas políticas aquí en la tierra (Catalunya), como en el cielo (Madrid). Ciu espera convencer al gobierno federal para que pague lo que le debe, esos 1.500 millones que tanta discusión contable han generado. Con ello, la estrategia de la UE seria respetada en Catalunya. El resto de la propuesta es simple, en todos los sentidos, reducción brutal de la inversión en todos los ámbitos y reducciones imposibles en los gastos sociales, sanidad, educación y prestaciones sociales. El resto del recorte, todo y ser significativo para las políticas afectadas, no es relevante respecto a lo dicho. CIU ha elegido la vía aparentemente obligada por la UE y Madrid y solo discute esa deuda de 1.500 millones. Para nada hace referencia a los riesgos de exclusión social, de retardo educativo, de empeoramiento de la situación laboral y del declive de la demanda interna. CIU, mucho más que aparentemente, cree a pies juntillas que la receta del recorte del gasto público llevará al país a la excelencia.


Nadie sabe como, ni nadie puede poner sobre la mesa una experiencia positiva en ese sentido. Incluso un repaso a la literatura reciente sobre la relación del recorte y los “mercados financieros” es reticente sobre su eficacia y apunta, en cambio, a que esos “mercados” se tranquilizan con la aparición de crecimiento y con el descenso del paro. Les habló no de publicaciones izquierdistas, sino de artículos publicados por la CECA, las cajas de ahorro. Ello está más que apoyado por doscientos premios Nobel.


Pero la estrategia de la destrucción creativa que persigue miméticamente CIU no tiene oídos, ni ojos. Ni siquiera es capaz de mirar en derredor. De ahí que solo puede apuntar en una sola dirección. CIU, deberá asumir que el efecto de los recortes en inversiones y en gasto social retraerá más la economía interna y amenazarán a los hipotéticos futuros, afectados por la falta de inversión en infraestructuras y el gasto educativo y universitario. Ejes claros y comprobados del porvenir.


La estrategia de CIU tiene una cara escondida, la venta al sector privado (con el que tiene relación y vínculos más que estrechos) de los activos públicos que puedan generar beneficios privados. El caso sanitario es más que evidente. Todo aquello que pueda transferirse al sector privado, tecnologías de diagnóstico, gestión, etc. y que pueda garantizarse mediante pagos y transferencias públicas va a ir a parar a manos privadas, de hecho muy privadas y frecuentemente muy poco nacionales. Incluso afectará a servicios tan estandarizados como el transporte sanitario. La jugada es muy simple, bajo el argumento de recibir pagos importantes (la simple venta de los servicios) que reducirán la deuda y el déficit actuales se generará una corriente de transferencias y pagos que aumentaran el déficit y la deuda futuras, afectando a la calidad de los servicios, a los derechos laborales y a la capacidad de panificación y de supervisión públicas. En fin, el sueño neoliberal y la pesadilla de los ciudadanos.


Nadie niega que en las circunstancias actuales y abandonada la estrategia de hacer pagar la crisis a sus responsables y culpables algo hay que hacer. El ajuste del gasto público es una pata de las diversas posibles. Otra, que tiene un largo recorrido, es trabajar sobre los ingresos. Catalunya y España tienen un amplísimo margen respecto a sus convecinos para aumentar ligeramente la presión fiscal y reequilibrar las cuentas fiscales entre los distintos aportantes. En los últimos diez años, unos se han librado de ciertas cargas y han obtenido mecanismos de evasión legal que ahora deberían eliminarse. CIU demuestra en este presupuesto que de eso ni hablar. Si por un lado reduce la inversión (que incrementa la productividad social y genera empleo) y el gasto social, por otro reduce la aportación de los poderosos eliminando impuestos sobre herencias y donaciones. Un ejemplo muy cristiano de la justicia distributiva: los costes para unos, los beneficios para otros.


Lo que suceda en los próximos meses a raíz de la detracción del gasto público está por ver, todo y que las estadísticas son tozudas y muestran que el escaso crecimiento económico viene exclusivamente del sector exportador, la demanda externa. El mercado interior continúa a la baja, sobre todo respecto a los bienes de cierto valor, como automóviles, viviendas, etc. El empresariado de ámbito local está sentado en espera de pedidos y si los tiene está sentado a la espera de crédito.


Un mundo maravilloso para este estupendo personaje de western que es la mandíbula presidencial.


Lluis Casas analista perplejo