miércoles, 27 de octubre de 2010

ELECCIONES CURIOSAS


Las próximas elecciones al Parlament de Catalunya están resultando enormemente sorprendentes. En un artículo reciente sobre las contradicciones del Sr. Mas, COSITAS DEL ARTUR MAS, ya expuse con cierta rotundidad (producto de mi escasa confianza en las verdaderas capacidades de CIU y de su líder y que además son harto conocidas por los lustros durante los cuales comandaron el país): lo sorprendente era que Mas se presentara como la renovación política. Un ejercicio de magia muy imaginativo y que solo es posible por las tragaderas mediáticas y la escasa reacción del contrario.


Hoy, como novedad, la cosa deriva hacia otro partido, el PSC, que ha ejercido durante siete años la Presidencia del Govern y que ha anunciado públicamente “urbi et orbi” la renuncia a proseguir, si fuera posible, con el gobierno de la izquierda plural. Eso es en román paladino una renuncia a la lucha electoral, otorgando la gracia plena del nuevo gobierno a su opositor centenario, el gran renovador político Artur Mas. Las palabras del actual Presidente fueron asaz desafortunadas, puesto que a la renuncia adjuntó un canto al gran trabajo gubernamental efectuado. La perplejidad es evidente.


Desde mi punto de vista, esta renuncia política y social es el segundo paso respecto al efecto “Maragall del 2003”, que supuso el asalto en serio al poder en Catalunya después de muchos años de curiosas idas y venidas para nada o casi nada. El primer paso fue, por si no lo recuerdan ustedes, la obligada renuncia de Maragall a presentarse a las elecciones. El siguiente, el de ahora, la renuncia a todo, incluído el pa amb tomàquet con jamón de Parapanda.


El PSC intentó en serio la victoria electoral con Joaquim Nadal en 1995, a pesar de que éste era un tapado de la verdadera alternativa que se hizo presente en la siguiente elección, en 1999 con Pasqual Maragall como cabeza de lista. De hecho, Nadal rozó el éxito (solo el apoyo del PP a CIU evitó ya entonces un gobierno de izquierdas) y posteriormente, en 1999, Maragall lo obtuvo, todo y que fue insuficiente para el deseado cambio por las malas artes del sistema electoral catalán. Este ha sido un refugio de CIU para encarar con ventaja toda campaña que se convoque. Este y el flujo de dinero irradiado desde empresas constructoras y otros entes telepáticos.


En fin, ustedes ya están al tanto que en el segundo asalto, Maragall consignó la victoria parlamentaria y la investidura en base a la coalición de la izquierda diversa. Victoria que se prolongó, pese al golpe de estado interno contra él, con Montilla.


Pues bien, a mí me parece que Montilla, cansado de gobernar, ha hecho dejación de los mecanismos, creo que únicos, que permiten al PSC y a la izquierda diversa acceder al gobierno, esto es: entender que el nacionalismo de derechas no es nada si se le combate a fondo en su propio terreno. Ahí pienso que la renuncia de Montilla tiene un largo conducto umbilical con el gobierno federal y con Zapatero. Este ha intentado imponer las condiciones del imperio desde el segundo día del gobierno de Maragall y así ha seguido. Finalmente Montilla, la cabeza de puente zapateril, ha cejado en su resistencia y ha dicho: hágase su voluntad. Zapatero, eliminada la izquierda en Catalunya ya tiene un nuevo aliado en Madrid, CIU.


En fin, el PSC ha dado un firme paso (que necesita confirmación electoral) para pasar unas excelentes vacaciones en el Parlament, al menos para un lustro o más. Y, si no, me lo recuerdan.



Lluis Casas, limpiando las tragaderas