José Agustín Goytisolo, si pudiera acompañarnos ahora mismo, escribiría a propósito de la actualidad ciudadana, con el estilo suyo de cuento infantil, lo que sigue:
¿Se imaginan ustedes que hubiera una ciudad mediterránea en la que las concejalas honestas y honradas fueran protegidas en su quehacer público y no hubieran de dimitir por falta de apoyo?
¿Se imaginan ustedes una ciudad mediterránea en la que fuera imposible aprobar un hotel el día después de la dimisión de la concejala honrada que lo impedía?
¿Se imaginan ustedes una ciudad mediterránea en la que el urbanismo no fuera la zona protegida de promotores y grandes propietarios del suelo?
¿Se imaginan ustedes una ciudad mediterránea en la que un club de fútbol no pudiera hacer lo que quisiera con el suelo urbano?
¿Se imaginan ustedes una ciudad mediterránea en la que el urbanismo y los urbanistas públicos protegieran el espacio público, aumentasen el espacio verde y comprasen suelo para el conjunto de los ciudadanos?
¿Se imaginan ustedes esa ciudad mediterránea con un gobierno de centro derecha?
Pues si así siguen ellos, es cosa que ustedes no imaginarán, sino que verán.
Ahora bien, también sabemos (o parece que intuimos) lo que diría Goytisolo viendo que una ciudad mediterránea, pongamos que hablo de Barcelona, llenando la plaza de Sant Jaume de variado personal en claro apoyo al Juez Garzón como así fue el sábado pasado.
Lluis Casas, poeta circunstancial