No teman ustedes, no voy a relatarles lo que ocurrió en todos y cada uno de los primeros de mayo. Ni siquiera voy a hacerles una glosa histórica y sentimental de la onomástica. Nada de eso.
El encabezado tiene para mí un significado distinto al institucional laboral y al aspecto reivindicativo tradicional de este solemne día. Este Primero de Mayo cae en plena crisis existencial de la economía capitalista en su fase de auto depredación financiera y las derivadas que estamos viendo de todo ello nos autorizan en plan mayestático a llamar la atención sobre otras cosas que no sean la lucha por los derechos de los trabajadores al estilo de siempre. Lucha a la que reconozco todo el debido respeto y la solemnidad de algo sinceramente histórico; y, partiendo de ahí, hoy toca pensar a más largo plazo. Apunto algunos asuntos más que relevantes que exigen respuesta desde el mundo del trabajo y de las opciones de izquierda:
1. Modelo de crecimiento. Parece que ya hay poquísimas dudas que el sistema del PIB creciente nos lleva al desastre ecológico y probablemente existencial. Recursos escasos y naturaleza limitada nos hacen pensar en el peso de chinos e hindúes como consumidores desmedidos a imagen y semejanza de los USA o de Europa. Un imposible para este planeta a muy corto plazo.
2. Consumismo. Existe una obvia crisis de superproducción de determinados productos, algunos de ellos hacedores de nuestro actual modelo económico como el sector del automóvil. Hay exceso de oferta, una oferta excesivamente obsoleta desde el punto de vista tecnológico y por el abuso de un concepto del transporte destructor de energía y contaminador. Ahí es nada ver a los sindicatos americanos como accionistas de un negocio a la baja desde todos los puntos de vista. Como ejemplo de la deriva consumista y por mi experiencia como amateur de la fotografía les diré que ahora cada 8 meses se substituyen los modelos, cuando hace pocos años estos resistían excelentemente bien la moda unos doce años y como objeto práctico toda la vida.
3. El tiempo de trabajo. La dedicación laboral es excesiva, atentos a las 35 horas que volverán como medida salvadora. Si hay un exceso de oferta y esta además es innecesaria, el tiempo de trabajo puede y debe retroceder un buen cacho.
4. La productividad. Somos victimas de una teoría absurda y es la valoración de la productividad como cociente entre trabajo (o retribución del trabajo) y unidades producidas (o valor de lo producido). Es una expresión de una simpleza tal que da vergüenza ver a personas adultas y alfabetas insistir en los tópicos de siempre. Cuando el sistema permite mantener fuera de los costes empresariales media vida, por no decir toda entera, poco nos dice ese ratio. Listemos algunas cosas que quedan para el maestro armero: una parte substancial del medio ambiente, una parte más que substancial del futuro, afectado por inadecuadas decisiones actuales, los efectos sobre la salud, el transporte entre vivienda y trabajo, el coste del transporte de los inputs o los outputs hacia los centros de trabajo y consumo (están valorados inadecuadamente). La destrucción del entorno local, producción cercana, productos adaptados al consumidor, y un largísimo etc.
5. Democracia en los centros de trabajo. En momentos de crisis vemos claramente que arriesga más el trabajador que el accionista y las retribuciones y efectos colaterales son monstruosamente distintos. Anoto que nada tengo que decir sobre el accionista como tal.
6. la manipulación financiera de la vida, los negocios y la honradez. Me abstengo de todo comentario.
7. El sistema de pensiones. Con la crisis los habituales del parloteo se sueltan la lengua de nuevo. El sistema hace aguas financieras si no lo reformamos. Traducción de las propuestas: trabajar más, cobrar menos o hacerse un seguro privado. O las tres cosas a la vez. Palabras en boca de insignes socialdemócratas que realmente lo son sólo putativamente. Nada que decir a las reformas si son producto de problemas reales, pero la duda sobre la capacidad de la sociedad actual para mantener dentro de una mínima dignidad a los pensionistas es un abuso intolerable. Reforma si, pero debemos incluir el sistema fiscal que afecta a los grandes ricos, al consumo suntuario, o simplemente el lujo, etc. etc. Hace más de dos siglos que la sociedad es capaz de mantener dignamente a sus “pensionistas”. Hoy un trabajador activo genera riqueza (y si esta es la adecuada para la vida digna más) suficiente para abastecer a dos docenas de personas. ¿donde está el problema? En el tipo de producción y en los mecanismos de redistribución de la riqueza o del bienestar.
8. El bienestar social, los programas sociales de igualdad, o díganles como quieran. España gasta un 8% al menos por debajo de las medias europeas y recauda por el sistema fiscal una cifra en torno al 10% menor de la madia. ¿Quieren decirme donde está el problema? La respuesta es simple: en la ideología, en la desfachatez, en el egoísmo y en el lucro descreído. Así de simple.
Termino aquí considerando que me he dejado medio mundo por citar, el medio que está peor, claro.
Lluis Casas dinamitero asturiano.