jueves, 17 de marzo de 2011

EL PUTIFERIO DE MAS-COLELL Y EL GOBIERNO CATALÁN




Llegó a mis manos hace poco más de una semana el documento del actual Govern de la Generalitat de Catalunya en el que plantea a nivel parlamentario su estrategia económica frente a la crisis. Ciertos problemas convivenciales conmigo mismo, surgidos de un extraño mundo administrativo en el cual el cambio político se transforma en funcionarios mutantes de oficio y a veces de beneficio, ha retrasado el conveniente y necesario comentario al respecto, puesto que tenia la cabeza atiborrada de trienios, complementos y definiciones de puestos de trabajo.



Pero, por si acaso mis problemas resultan insolubles y finalmente me encierran en las nuevas residencias para trabajadores públicos innecesarios, le he hecho llegar al gran líder una copia de lo propuesto por el govern a beneficio de los ángeles, querubines y el resto de figuras etéreas (creo que son seis en total en dos categorías), únicas en este universo capacitados para creerse todo lo que el documento dice y todo lo que se calla.


Como comentario blogista no me atrevo a darles la tabarra con diez paginas de citas y contracitas. Si tanto les interesa el asunto puede resolverse con medios simples basados en tecnología Internet. No es que les aconseje su lectura como artículo literario o como relajante muscular para el bien dormir, solo lo apunto para aquellos cuya curiosidad es insaciable e infinita su necesidad patológica de cabreo.


En fin, como tiempo habrá, eso espero, para alargar y extender el conocimiento de ese monumento al pensamiento y la política económica puesto que el Govern ha decidido no concretar las victimas hasta después de las elecciones locales, de momento les diré lo más importante:



1. El autor, al menos autor intelectual, un conocido y muy eminente
economista y matemático, utiliza, como tantos otros literatos, el método abstracto. Es decir no acaba de decir lo que quiere decir. Si propone recortes en el gasto, se abstiene de anunciarlos con detalle suficiente para saber de qué está hablando. Si cita deudas o déficits lo hace con el arte del birlibirloque, con lo que consigue despistar al mismo Sherlock Colmes, famoso por su lupa.



2. Su capacidad matemática queda en dudoso lugar. Auque sabemos que en realidad no es así. Cifras, lo que se dice cifras, aparecen más como una especie de telón de fondo para confundir al espectador –y al mismísimo Holmes-- que como objetivos racionales, producto de modelos y del conocimiento profundo de la economía catalana.



3. Tal vez por la edad del redactor, o simplemente, por culpa de la fotocopia, el documento casi no dice nada, pero nada de nada de los ingresos. Si hacemos excepción de ciertas cantidades en débito con/de Madrid y ciertos patrimonios nosocomiales que lucirían mejor en el balance de nuestra autonomía que en el de la Seguridad Social, poco más aparece en el documento.



4. Parece ser que el eminente proponente no sabe nada de fiscalidad, ni, claro, de justicia fiscal, o de simple redistribución de la renta. Y, por no saber, no sabe que su entorno quiere que sus ancestros mueran sin tener que pagar el impuesto de sucesiones (la cifra ronda únicamente las 600 personas más orondas en patrimonio de Catalunya). Puede ser que sea simple vergüenza torera esa arriesgada ignorancia.



5. Tampoco hay nada sobre el impuesto de sociedades, del IRPF, etc. Simplemente alude a que mantendrá los cambios que el gobierno de izquierdas introdujo para elevar ligeramente lo que pagan los ricos. Algo es algo, dirán los optimistas.



6. El resultado es simplemente un documento que exige un nuevo esfuerzo a los sectores del trabajo o de la jubilación o del paro a base de reducir un nivel, más bien medio, de los sistemas de servicios públicos y de bienestar social que poseemos. Parece ser que las dos victimas propiciatorias serán educación (todo un lujo recortar la educación) y sanidad, ésta en beneficio de ese sector tan necesitado de negocio como las mutuas y los hospitales privados. Quien use el sistema público deberá proveerse de un plan quinquenal de gripes, lumbalgias y otras dolencias primarias para concertar cita con dos años de anticipación.



Como comentario final en este caso, les diré que la sabiduría con que debe adornarse todo documento parlamentario ha desaparecido. Existen, eso si, afirmaciones categóricas sin el valor de la prueba o, al menos, la comprobación. Se habla de déficit como concepto pecaminoso, pero Catalunya luce un déficit más bien modesto en relación a la inmensa mayoría del universo. Se habla de la deuda pública en los mismos términos. Supongo que ese 36% de deuda sobre el PIB que tiene nuestra economía les parecerá menor que el 200% del Japón, o del más del 100% de otros muchos. Puestos a comparar, Catalunya está en términos de deuda y déficit público mucho mejor que la inmensa mayoría de los landers alemanes. Por ello a qué viene esa especie de condena bíblica solo para consumo catalán. Simplemente porque la oligarquía al mando no quiere compensar gasto público imprescindible para el bienestar de la mayoría y para impulsar la economía y la ocupación porque esos dineros deberían venir de los altos ingresos, de las SICAV, refugio de piratas, del patrimonio, de los altos ingresos de algunas empresas que utilizan el oligopolio como eje de caja, etc.



Si se han fijado bien, incluso nos anuncian despidos masivos de trabajadores públicos, aunque los ratios catalanes son los más bajos de España y del mundo entero. Podríamos decir que el eslogan es: generaremos paro para crear ocupación. Cosa que podría hacer gracia dicha por el gran Groucho, pero no por el consejero de Economía.



En fin, les dejo distraídos con lo dicho y hasta más ver.



Lluis Casas solo, muy solo