Lluis Casas
Después de cinco artículos altamente eficaces el gobierno responde. No es un eslogan al uso, podría llegar a ser verdad. Soñemos. Como Martin Luther King. Pero esperemos que con mejor suerte.
Aunque en plena canícula y tomándome en Parapanda, con permiso de la autoridad circulatoria, unos vinos con Ferino de Hizla, al que saludo efusivamente, no he podido resistir la tentación de insistir en mi obsesión.
Motivos no me faltan.
La campaña mediàtica a cargo de algunos medios de difusión coincide hoy con la noticia de que los españoles tenemos alarmadas a las administraciones europeas con nuestro juego sucio fiscal de raíz inmobiliaria. Tanto dinero negro a la vez molesta en Bruselas. Allí hay que cuidar las formas, todo hay que hacerlo poco a poco, sin que se note demasiado y con las mejores maneras aceptablemente posibles (fíjense en el matiz). Son partidarios de las buenas digestiones y no de los atracones. No se si será por su visión casi calvinista o por que no disfrutan de los beneficios alternativos al inusual mercado inmobiliario hispánico. Pero así son ellos y así son las cosas. Sea por lo que fuere, me alegro. Un rapapolvo a nuestra benedicta agencia tributaria es solemnemente merecido. Una estirada de orejas a los ministerios económicos suele despertar conciencias y almas dormidas. Lo más importante es que se avive el seso y despierte para cumplir lo que las leyes le exigen y la política económica demanda, expresión no por clásica menos descriptiva de lo necesario. Me abstengo de comentario respecto a los preclaros notarios, ilustres abogados y bienintencionadas inmobiliarias, citados también por el fiscal comunitario. Todos agentes voluntarios o no de los estropicios. Según el buen criterio europeo, no mío. Solo una precisión, los notarios son gente pública en el mejor de los sentidos y al servicio público se deben, no al servicio del público. Eso les toca a los artistas que tienen suerte.
La guinda del notición es conocer vía UE que el ejército público español para el control de los descontrolados inmobiliarios es de dos personas, creo que a tiempo completo. Es de suponer que tendrán al menos dos ordenadores y que estos están conectados a la red. Según tengo entendido, cobran cada mes. Nuestra historia está plagada de regimientos preparados para perder. Nuestra clarividencia consigue que, en general, se pierda. En el negocio de lo subterráneo así ha sido hasta ahora. Ya sabemos porqué.
En fin, que hay grandes noticias veraniegas. ¡Qué le vamos a hacer! Tumulto en nuestras playas.
No quería adentrarme en estos berenjenales todavía. El submundo económico es espectacular, pone de los nervios y genera grandes dosis de criminalidad. Pero su mayor peligro radica en que oculto como está, cuando aparece de sopetón esconde a su vez la realidad y garantiza su propia permanencia futura. A menos, todo hay que decirlo, que surja un nuevo Fernández Ordóñez (el lamentablemente fallecido, no el otro).
Pero un general español nunca elige tiempo y lugar. Palma donde le indican. Con dos coj… eso sí. Y ahí voy yo.
Sigo con la prensa. Aparecen algunos individuos que en menos que canta un gallo han pasado de las chapuzas constructoras a poseer media España. Los nombres y currículo son preciosos. Uno hay referido a la noble actividad pocera, solo como ejemplo. El resto tiene distintas cualidades por el estilo. Algunos saben hablar. Incluso, según me han asegurado, alguien les ha entendido en alguna ocasión. Todos tienen montones de dinero y extensas propiedades a punto de recalificar.
Nada se cita sobre su aplicación a la escribanía.
¿No les parece sospechoso? Marbella, la triple A inmobiliaria, los gansters de Chicago. Me suena a raro. No ha salido ningún banco, ningún conglomerado industrial, nadie conocido que no esté vinculado al fútbol. Todo el dinero que corre por las venas inmobiliarias parece que está en manos de gente oscura, simple, surgida de la nada y en dos días. Francamente, no me lo creo.
Agradezco al periodista el riesgo que ha corrido, riesgo ilustrado con fotos carcelarias incluidas, pero no me lo creo.
Matizo: no creo que la burbuja inmobiliaria (eso de burbuja es una forma elegante de referirse en realidad a un sutnami) sea solamente o principalmente un negocio situado en los límites sociales y legales. Hay otro mundo, mucho más grande detrás, esperando y acumulando. Se han fijado en los numerosos vehículos privados de más de 60.000 euros que circulan por nuestras calles. Hay tantos que ya se ha podido calibrar la dimensión en términos de déficit comercial. España fabrica vehículos baratos e importa los caros. Son signos. El lenguaje de los signos siempre ha sido muy importante. Para el fisco definitivo.
Una idea para acabar, tengo a la familia esperando bajo la sombrilla. El 30% de las rentas salariales se gastan en vivienda (creo que es más), un 20% más de lo razonable. Este 20% es una deducción neta a las rentas salariales y un incremento, no diré neto, hay comisiones, a las rentas de la propiedad, del negocio bancario, del consumo suntuoso y de la acumulación de capital.
Toma ya. Me ha dado demasiado el sol en la cabeza.
Lluis Casas sobreviviendo.