Cuando la situación política y social
se extrema, las risas, burlas y frivolidades se tornan en expresiones
grotescas. Es el resultado del mal cálculo, del riesgo mal valorado, de la
inconsciencia de las decisiones, de la irresponsabilidad de los actos y de las
opiniones. El iluso se torna de pronto en sujeto y objeto del desastre,
contemplando como gastó su tiempo en la frivolidad y ahora ya no hay vuelta
atrás. El manejo del conflicto es imposible pasado un cierto punto de calentura
y los que se pensaban dioses se convierten en humanos torpes y culpables.
Patria, constitución, independencia
son palabras cuya función primordial es ocultar. Ocultar la corrupción, ocultar
las ambiciones de poder, ocultar la propia debilidad. Son armas arrojadizas muy
dañinas puesto que hacen imposible la reflexión racional y ponen la invención,
el sueño romántico como constructores de futuro. Son señuelos para poder
eliminar cualquier pregunta reflexiva, prudente y precavida.
El conflicto entre Catalunya y el
Estado ha dejado atrás la frivolidad y está metido de lleno en la deriva del
disturbio grave o muy grave, en donde las alegres opiniones se congelan ya en
expresiones de espanto por poca prudencia que se posea.
Las abundantes explicaciones sobre el
choque de trenes como algo inevitable deberían dejar sitio a la evaluación
sobre el tipo, el número y la gravedad de los accidentados. Se debería incluir
a los accidentados voluntarios y a los que por deseo de otros también sufrirán
daños en el accidente. Las imágenes de un accidente ferroviario son solo una
pequeña aproximación de lo que la realidad de semejante choque comporta. Se
juega con una imagen para no descender al infierno que se evoca.
Ítaca es otra imagen utilizada. El
Odiseo que retorna a casa para volver disponer de esposa, hijos, bienes y perro
dejados atrás es otra imagen deformante. Quien la utilizó, Artur Mas, no cayó
en la cuenta de que Odiseo volvió solo a casa, nadie más pudo acompañarlo.
Todos los que en su día emprendieron la aventura quedaron por el camino, sin
esposa, hijo, bienes, ni perro. Sin posibilidad de echar de su casa a los
ocupantes. Sin medio de tensar el arco y ultimar venganza.
La tortilla y los huevos que hay que
romper para cocinarla también es una imagen utilizada. Responde a una verdad
como un templo, pero una verdad a medias. Conseguir una tortilla implica no
solo romper huevos, sino evitar que te caigan al suelo. En ese caso, hay huevos
rotos sin tortilla que los justifique.
Mejor nos iría si las imágenes que
debemos citar como hipotéticas posibilidades fueran las de los años de hierro
de Euskadi, del desastre balcánico, las de una Ucrania liberada por la
corrupción y otras muchas recientes y calientes.
Alguien dirá que exagero, porque esto
aquí y ahora no puede pasar. Tal vez tengan razón. ¡ojalá tengan razón!, pero
no olvidemos que en 1914 una Europa con 50 años de paz se transformó de un
holocausto en un mes. Nadie de los que administraban los tiempos del conflicto
lo deseaba y en cuestión de pocas semanas todos estaban en los frentes, con los
famosos cañones de agosto.